domingo, 31 de marzo de 2013

El cuarto azul

Nunca me ha gustado mucho la decoración. Las tiendas de muebles me dan mucha pereza. Odio mirar y buscar, yo lo que quiero es algo práctico y cómodo. Sin embargo, con el cuarto del bebé fue distinto, me hacía ilusión. Igual eran las hormonas del embarazo, pero quería hacerlo con cuidado y mimo, pensando las cosas. Ante mi se abrió un mundo desconocido pero muy interesante, el de los papeles de pared.


Finalmente, tras varios meses de búsqueda, encontré www.xuxulastrum.com una maravilla de dos hermanas que tienen pocos diseños, pero preciosos. El sitio dónde más feliz he sido en mi vida es buceando, debajo del agua, por eso me enamoró este fondo marino de cuento. Cuando se lo enseñé a Miguel le asustó el precio, un poco caro, pero también le encantó.


Igual también las hormonas tuvieron la culpa de que durante la creación de la habitación de Guille me diera por las estrellas. Quería estrellas por todos lados, la lámpara y el cojín de Zara Home, la colcha de la cuna, y los tiradores de la mesilla y los armarios, volví loca a mi madre buscando estrellas por todo Madrid. El sofá, ideal para dar el pecho, lo compramos en Ikea por 99 euros.
 

Una de las cosas que más me gusta de mi casa es que para nosotros todo, o casi todo tiene un significado. Igual no pega ni con cola, pero está ahí porque nos recuerda o algo o a alguien. El retrato de Guille, el hermano de Mafalda, me lo regaló mi "amiga invisible" del trabajo estando yo embarazada de Guillermo con el mensaje de "mi primera foto", me pareció tan bonito. El cuadro del camión de bomberos de juguete fue regalo de Miguel de cumpleaños. Como no quería tirar el gorro y la pulsera del hospital de mis dos hijos, lo que hice fue ponerlos en un marco de Ikea, así me recuerdan a los dos días más felices de mi vida. Mi amigo Germán es el mejor fotógrafo de niños de este país, y nos hizo unas fotos preciosas para colgar en la pared www.modelosporundia.com y mi madre ha hecho en punto de cruz los dos nombres de los niños.

No soy una persona que tengo muchos amigos, lo reconozco. De hecho, tengo muy pocos. Eso si, las pocas amigas que tengo son las mejores. Ellas me regalaron este mueble de Imaginarimum. Es un cambiador que luego será un armario. Es super práctico para tenerlo todo a mano, y me encantó desde que lo vi.
 
 

 Los muñecos y yo tampoco es que seamos muy amigos. Pero cuando llega un bebé es inevitable que te regalen alguno. Nosotros nos quedamos con los que notamos especiales, como el Oso azul que mi sobrina Paula le compró a Kike, el pollo para dormir de Nacho y Gonzalo, el corderito de Ana o el elefante super suave que Cristina trajo en una de las tardes más tristes que le recuerdo.

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